Los motores de los vehículos han sido diseñados para trabajar con precisión, son muchas las partes que deben guardar sincronía para que la máquina funcione correctamente. Para que ese rendimiento sea el adecuado se precisan de las válvulas de admisión y escape, cuya función principal es ayudar a que los cambios de la temperatura sean posibles y que el material desgastado sea compensado.
Si las válvulas (de admisión y escape) no tienen el ajuste correcto, podrían generarse diversos problemas para el coche:
Ralentí inactivo: tanto las válvulas de admisión como las de escape deber abrir y cerrar sin inconvenientes y en los intervalos correspondientes a cada cual para que la máquina funcione con eficiencia. Entre las válvulas hay un espacio muy chico entre ellas y el mecanismo destinado a su activación el cual se le llama pestaña, si esta no está ajustada como es debido, bien sea que tenga poco o mucho espacio del requerido, el motor no responderá al ralentí inactivo.
Poder reducido: si las válvulas de admisión y de escape no se activan en el momento justo, se va degradando la capacidad que tiene la máquina para generar una energía máxima. Las válvulas de admisión son las encargadas del cuándo y durante qué periodo de tiempo puede entrar el combustible en la cámara de combustión; estas se sincronizan con los pistones para que pueda verter la mayor cantidad de mezcla en los cilindros.
Por su parte las válvulas de escape, aunque tienen una función bastante parecida a las de la admisión, con la excepción que ellas se encargan de que los gases que son quemados salgan del motor. Cuando no son bien ajustadas la máquina no quema el carburante a su máxima eficiencia, viéndose enormemente afectados la potencia y el kilometraje.
Válvulas dañadas: cuando las holguras que se encuentran en las válvulas se ajustan por cuenta propia, suelen producirse golpeteos entre el mecanismo de las mismas. Ello va perjudicando a las válvulas, si se aprietan demasiado es posible que no cierren en su totalidad o no se mantengan así por el tiempo requerido, causando estragos por las altas temperaturas. Por eso se deben seguir las especificaciones del fabricante.
Con frecuencia las reparaciones de piezas pequeñas se van dejando para después o se olvidan, lo cual es terrible cuando se cumulan demasiadas y la máquina comienza decaer porque poco funciona como debe. Si en lugar de ir reparando de a poco es más factible un cambio completo, podría ayudarse buscando motores segunda mano, son más baratos que en las tiendas comunes y puede localizar una central de desguaces para ubicar la mejor opción de compra.